No hace tantos años, el proceso de creación de un sitio web relativamente sencillo podía resultar bastante complejo y laborioso. Utilidades imprescindibles, como modificar contenidos existentes, buscar y localizar páginas y, en general, gestionar tanto las páginas como imágenes y recursos en el servidor, requerían herramientas o desarrollos a medida, lo que incrementaba el costo y la complejidad del sitio web.
Si se utiliza un manejador de contenidos (CMS) como base de desarrollo, te permite gestionar todo el contenido de tu página web, es decir, cambiar cualquier texto, imagen, o vídeo de una manera cómoda y sin tener que lidiar con el código.